Florida sumó este jueves más de 10.000 nuevos casos de coronavirus, un récord en este estado del sureste de Estados Unidos que ha reportando miles de contagios por día entre su población más joven desde que reabrió sus puertas al turismo.
El Departamento de Salud de Florida reportó 10.109 nuevos casos este jueves para un total de 169.106 infecciones en total. Es la segunda cifra diaria más alta desde el sábado, con más de 9.500.
En señal del deterioro de la situación, el mayor grupo de hospitales de Miami, el Jackson Health System, anunció el miércoles una nueva suspensión de las cirugías no urgentes.
"Si esta clase de incremento que hemos tenido en los últimos 14 días sigue por un mes o dos meses, va a llegar a un punto en que los hospitales en el sur de Florida no van a tener camas suficientes", advirtió el miércoles Carlos Migoya, presidente del grupo hospitalario.
El estado no publica cifras de hospitalización.
El gobernador republicano, Ron DeSantis, atribuye parcialmente el aumento de casos a la "robusta" ejecución de pruebas de coronavirus e insiste que muchos de los nuevos casos son jóvenes asintomáticos.
El gobernador rechaza la idea de cerrar nuevamente la economía, que reabrió por fases entre mayo y junio y cuyo proceso de reactivación quedó congelado en un punto medio.
"No vamos a volver a cerrar cosas", dijo el miércoles en una conferencia de prensa. "Eso no es lo que está produciendo" el aumento de casos.
También adjudicó los nuevos contagios a las "interacciones sociales" entre los jóvenes, que están congregándose en fiestas no sólo en bares y restaurantes, sino también en playas, piscinas, yates e incluso autobuses.
El miércoles de noche, el balneario playero de Miami Beach reimpuso un toque de queda nocturno.
Cediendo a las presiones, el condado de Miami-Dade, con 2,7 millones de habitantes, ordenó el miércoles el uso obligatorio de mascarillas en espacios abiertos y cerrados bajo penas de 500 dólares y hasta 180 días de prisión a los infractores.
Previendo un aluvión de visitantes el fin de semana largo del Día de la Independiencia, las playas del sur del estado estarán cerradas y el uso de las piscinas en hoteles y edificios será limitado, dos medidas que buscan frustrar el clásico escenario de las fiestas en Florida.